El seguro es, por definición, un sistema solidario. Asegurados y aseguradoras forman un vínculo basado en la confianza y en el cumplimiento de reglas claras. Sin embargo, cuando una de las partes rompe ese acuerdo con intenciones engañosas, todo el sistema se ve afectado. Hablamos del fraude en seguros, una práctica que, aunque no siempre se visibiliza, tiene consecuencias importantes no solo para las compañías, sino también para todos los asegurados.
En esta nota, te contamos en qué consiste el fraude en seguros, cuáles son sus formas más frecuentes, cómo lo detectan las aseguradoras y qué consecuencias puede tener para quien lo comete. Además, te compartimos ejemplos reales que ayudan a entender la gravedad de este tipo de acciones.
¿Qué es el fraude en seguros?
El fraude en seguros ocurre cuando una persona, con intención, presenta información falsa o engañosa a la compañía de seguros para obtener un beneficio económico indebido. Esto puede ocurrir tanto al contratar una póliza como al momento de declarar un siniestro.
A diferencia de un error involuntario o un descuido, el fraude implica intención de engaño. Es, en términos legales, una estafa.
Formas frecuentes de fraude
El fraude puede presentarse de distintas formas, algunas más evidentes que otras. Estas son algunas de las más comunes:
- • Inventar un siniestro: declarar un hecho que nunca ocurrió, como un robo simulado.
- • Exagerar los daños reales: por ejemplo, tras un accidente, incluir objetos que no estaban en el vehículo o reclamar daños previos.
- • Omitir información relevante: como no declarar modificaciones en el uso del bien asegurado o condiciones preexistentes.
- • Presentar documentación falsa: presupuestos apócrifos, facturas adulteradas o testigos falsos.
Estos actos, aunque a veces se perciben como «daños menores» o «picardías», son considerados delitos.
Cómo detectan las aseguradoras el fraude
Las compañías de seguros cuentan con unidades especializadas en la detección de fraudes, integradas por peritos, abogados, analistas y especialistas en siniestros. Algunas de las herramientas más comunes que utilizan son:
- • Investigación pericial: revisión de daños, análisis técnico de los hechos declarados.
- • Entrevistas cruzadas: a testigos, asegurados y terceros involucrados.
- • Cruce de información: con bases de datos de otras compañías, registros de denuncias anteriores y fuentes externas.
- • Tecnología y algoritmos: para detectar patrones sospechosos o inconsistencias.
Cuando se identifican irregularidades, la compañía puede rechazar el siniestro e iniciar acciones legales si corresponde.
Consecuencias del fraude para el asegurado
Cometer fraude no es solo una falta ética: también puede tener consecuencias legales y económicas para el asegurado:
- • Rechazo del siniestro: la compañía no pagará la indemnización reclamada.
- • Cancelación de la póliza: y posible inclusión en registros de asegurados con antecedentes.
- • Sanciones legales: el fraude está tipificado como delito y puede implicar multas o penas de prisión.
- • Pérdida de confianza: dificultad para contratar seguros en el futuro o recibir condiciones más costosas.
Algunos ejemplos reales de fraude
- Robo inexistente de un automóvil: un asegurado denuncia el robo de su vehículo, pero la compañía detecta que el auto fue vendido previamente en otra provincia. Resultado: se rechaza el siniestro y se inicia acción penal.
- Exageración de daños por incendio: tras un incendio en una vivienda, el asegurado reclama la pérdida total de electrodomésticos. El perito determina que varios de los artefactos no se encontraban en el lugar al momento del siniestro.
- Siniestro vehicular preexistente: un asegurado presenta un reclamo tras un accidente, pero se comprueba que los daños reclamados ya existían previamente y no están relacionados con el hecho declarado.
Por qué el fraude afecta a todos
Aunque parezca que el fraude solo perjudica a la compañía, en realidad tiene un impacto directo sobre todos los asegurados. Las pérdidas económicas generadas por fraudes elevan el costo general del sistema, lo que puede traducirse en primas más altas y condiciones más estrictas para todos.
Prevenir el fraude y fomentar la transparencia es responsabilidad de todos. La información clara, la educación aseguradora y la confianza mutua son pilares fundamentales para un sistema de seguros más justo, eficiente y solidario.